
Armando Romero (1944- )
La narrativa de Andrés Caicedo y sus otros discursos
Armando Romero es esencialmente un poeta, y aunque ha escrito libros de ensayos, novelas y cuentos siempre ha sido reconocido por su obra poética. Aun así en ninguna de las facetas de la escritura se ha quedado corto, más bien como el mismo ha dicho, su obra se concentra en sacarle las tripas a la historia mientras va por su superficie, hasta romper los limites por medio de una libertad imaginativa que aliada a la libertad de la palabra consigue una visión interna y externa del tema a tratar, es decir, una globalidad autónoma.
n su juventud Romero estuvo ligado al nadaísmo en Cali. Reconoció en él un movimiento literario de vanguardia de suma importancia para Colombia en el siglo XX, una respuesta violenta a la violencia reinante en el país, este movimiento fue definitivo para su formación temprana como escritor, le brindo un encuadre de la realidad conflictiva de su país y sirvió de base y columna para sus primeros pincelazos literarios, al mismo tiempo el impulso vital encarnado en esta corriente fue lo que más alimentó sus ansias de peregrinaje. Poco tiempo después sintió que este movimiento lo encerraba cada vez más en sí mismo, idea que no le agradaba mucho así que en 1967 juzgó que debía romper ciertas ataduras con el nadaísmo que a su vez se cerraba como movimiento, él en cambio anhelaba libertad en todo su esplendor.
Dadas estas circunstancias Armando se dedico a viajar por diferentes países de América y de Europa. Sin embargo estos viajes no fueron en vano, puesto que descubrió el cochayuyo en Chile o el pisco en el Perú o los llapingachos de Ecuador, hasta encontrarse una noche tomando vino en el hotel Crillón de Santiago con Pablo Neruda o preso en Trujillo, Perú, por asociarse con los poetas de la ciudad. Otros sucesos similares marcaron su vida y le abrieron el camino para que poco a poco toda esta travesía excéntrica diera vida a la que sería su obra literaria. De allí en adelante las ciudades serian su gran obsesión, factor que se nota visiblemente en su quehacer literario. Tres de sus novelas se desarrollan en un ambiente citadino donde se mezclan las épocas, las tendencias políticas, los grupos sociales, el poder, el humor y la inclusión de seres que se encuentran inmersos en la búsqueda desequilibrada del amor y de sí mismos. La última publicada hasta el momento, Cajambre, visita las zonas desconocidas del Pacífico colombiano.
Si bien su propuesta retórica ha sido muy urbana, Armando defiende la idea de hacer el amor con las palabras, con las imágenes, no violarlas; por esto el realismo que encontramos en sus obras no es un realismo crudo y violento sino más bien un realismo transparente, no escandaloso, puesto en función del disfrute de la escritura. Por otro lado su poesía se da en función de que cada lector se encuentre consigo mismo, nada más real que el propio ser; además para él la poesía resulta ser el bello e inquietante sueño de encontrar un alma afín al doblar la esquina, alma afín que puede llegar a ser el mismo sujeto que sueña, y en definitiva el encuentro con nosotros mismos. En su poesía tanto el hablante lírico como el lector buscan conectar la realidad externa con la realidad interna, el contexto social, sentimental y psicológico de un individuo que logra adherirse y reconocerse en las palabras, las cuales dan vida a esos universos surrealistas que en sus poemas nacen y habitan.
Para Armando la poesía está muy ligada a la narración, refiriéndose a su forma en versos. Hay alguno de sus poemas como De los asesinos que originalmente fue escrito en prosa y dividido en 5 partes y que después ha sido publicado en prosa y en verso. Para él muchos de sus poemas pueden funcionar de las dos maneras, y esto se puede notar también en sus cuentos cortos, que abren al publico dos entradas de lectura y visión de un mismo escrito; sobre este asunto bien decía Juan Calzadilla que a Romero la prosa al servicio del poema lo llevaba a una condensación extremadamente elíptica, a veces de apariencia surrealista o automática cuya concisión no estando al servicio de lo lineal, es la misma que procura el verso libre, entiéndase entonces que este recurso elíptico es el puente principal entre lo narrativo y lo lírico en su obra.
Se puede identificar su poesía con el surrealismo en tanto que posee la libertad de acción traída por el este movimiento de vanguardia, que logra hacer de la poesía un arma de fuego para atacar el espanto creado por la sociedad burguesa, y a la vez también exaltar esa misma libertad, el amor y la poesía misma. Sin embargo, Romero acepta y reconoce sus filiaciones con otras corrientes literarias, tal vez por eso su cordón umbilical ha estado unido a poetas viajeros que han dibujado el mapa de una geografía donde la imaginación vuela con la realidad: Cendrars, Joyce, Michaux, Lowry, Miller, son nombres que lo acompañan siempre, pero al mismo tiempo es devoto de peregrino inmóviles como Kafka, Proust o Lezama.
De su obra poética es interesante notar que posee tres principios recurrentes; estos son las imágenes del monje, del viajero y del soñador. La imagen del monje siempre ha estado en su quehacer literario, es algo que ha tratado de explicar de una u otra manera ligado a su infancia, pero que encuentra una realidad objetiva en su viaje al monte Athos, la República Ortodoxa Griega, de donde extrajo las ideas de su libro Hagion Oros. De sus no pocos viajes seguramente emerge la idea del viajero. Romero ha viajado por años y todavía no hay un día en que no piense moverse de un sitio a otro, de ver distintos horizontes y de caminar por diversos y largos caminos, y en cuanto al hombre soñador, este es considerado en su obra como esa inmensidad que se puede sustraer de la oscuridad con un poco de luz y que sin prisa consigue hacer amanecer el poema.
Armando Romero ha logrado con su poesía, con su prosa, dejar una marca estilística sin antecedentes, con ella ha indagado, sentido, manoseado y manipulado a su gusto el mundo y la realidad que le es esencial a sus poemas y narraciones. Ha vuelto su voz un lenguaje formidablemente extraño para algunos y temiblemente acogedor para otros que logran encontrarse con ellos mismos y que sienten la realidad como ente digno de interpretación libre. En esta obra de Romero los murmullos imaginarios y los murmullos reales se cortan y se vuelven a unir, corre uno tras otro y se esconden para luego encontrarse bruscamente de frente y sin frenos, abren un juego de encantamiento que fácilmente termina seduciendo a quien toma del agua de su fuente creadora.
Autobiografía cedida y autorizada por el autor
Tal vez Cali, mi ciudad natal, el Barrio San Nicolás, donde está la casa en que nací, y un árbol con flores rojas y grandes, sean necesarios para ubicarme en el espacio de este mundo que siempre me acompaña. Mi familia, más llena de incógnitas y silencios, que de títulos y condecoraciones, habitó esas tierras desde el siglo XVIII por el lado europeo y africano y desde siempre por el nativo indígena. A mi memoria temprana se mezcla el inmenso amor de mis padres, que me servía de amparo contra el aluvión de la violencia que nos caía encima: muertos y más muertos era el ir de todos los días. No por nada yo metía la cabeza entre las sábanas.
Mi deseo de no ir nunca a la escuela se ve frustrado por la insistencia de mi madre y la paciencia de mi hermano. No fue suficiente que me pusiera los zapatos al revés o que me prendiera de las rejas de las ventanas, la inexorable realidad de tener que aprender a leer y a escribir se me impuso. El castigo de los dioses por mi rebelión temprana debe ser esta condena de ser escritor.
Al bachillerato llegué con ojos miopes y un profundo sentido de soledad y aburrimiento, y pronto cambié el salón de clase por la carpintería, la venta callejera de libros, el trabajo en librerías, en cooperativas de buses, el viaje interminable por las calles de Cali, ciudad que llegué a conocer hasta en sus huecos más miedosos. Paradójicamente, fue la escritura la que me llevó de nuevo al salón de clase. Época ésta en que conocí a los nadaístas, y me hice amigo de Jaime Jaramillo Escobar, de Jotamario Arbeláez, de Alfredo Sánchez principalmente. A otros nadaístas de ese entonces no los tocaría ni con un palo de diez metros. Pero mis deseos no estaban encaminados a continuar luego en la universidad. A los 16 años soñaba ya con tener un libro de Rimbaud en las manos, una correa de cuero y hebilla grande en los bluyines y un par de pies para viajar. Sólo lo lograría años después.
No había puesto los pies en la Universidad del Valle cuando los Preceptores se dan cuenta de mi filiación nadaísta, y me piden cortésmente que me vaya, antes de que ellos tengan que echarme. Para contradecirlos me quedo en la clase de francés, pero un día mi profesor, con el que traducía a Prevert, se suicida. Y con él me fui yo también de la universidad.
Aburrido de ser nadaísta y sin tener ganas de pelear con la intelectualidad colombiana que me era cada vez más indiferente, y acuciado por mis deseos de viajar, me fui un día de Cali y con unos pocos dólares compré un pasaje en avión hasta Ipiales, la frontera con Ecuador. Al llegar allí, como no tenía dinero para regresar, tuve que seguir por Ecuador al Perú y luego a Chile durante un año. De vuelta a Colombia en 1968 trabajé por unos meses en publicidad y luego viví en Bogotá hasta que tomé vuelo a Cúcuta y de allí por bus a Caracas. Nunca más volví a vivir en Colombia.
Mis intenciones eran tomar un barco desde La Guaira hasta Valparaíso pero terminé quedándome por dos años en Caracas cuando vía el Caribe, Centroamérica, México, desembarqué en Chicago en un bar de blues. No pude escribir el libro sobre esa ciudad o sobre mis aventuras por el mundo de los Estados Unidos en aquel entonces, y luego de un año entré a México por la frontera de Nuevo Laredo.
Todo había quedado atrás: compañeras de viaje, amigos, imágenes, poetas, hippies, beatniks, surrealistas, jazz, literatura, viajes interminables por las praderas de Oklahoma o las montañas Apalaches, por los ríos Missisipi, Monongahela, Ohio, Michigan, los lagos en Canadá, el hielo en Wisconsin, el amanecer entre lo inmenso y lo pequeño, lo abominable, lo incomprensible, violencia, desprecio, negros, blancos, chinos, polacos, italianos, griegos, alemanes, el afán del dinero, lo último, lo más último, la Biblia y los computadores.
México me devolvió el buen humor, la risa, la “mamadera de gallo” a la colombiana que es tan mexicana, los amigos en los bares llenos de tacos y pulque y tequila. Charlas interminables en las noches de cigarrillo a más no poder para hacer del humo poesía. El amor en lo imposible del camino. Las noches en las playas de Veracruz, los gritos a la eternidad desde las pirámides, la reflexión en sus subterráneos, los tropiezos con lo imprevisto, con lo insospechado.
Luego de un tiempo vuelvo a desandar el camino centroamericano, caribeño, y saltando por Colombia me instalo otra vez en Caracas, ahora como escritor negro, traductor, corrector de pruebas, periodista. Es el año 1973 ya. Quiero ver el mundo de Chile de nuevo pero no puedo desembarcarme en Santiago, continúo hacia Buenos Aires y allí participo en las marchas peronistas, por curiosidad insana por supuesto, y en las de protesta a la caída de Allende. El fascismo me hace regresar a Venezuela. Quedan atrás de nuevo y en el corazón mis amigos poetas argentinos, que así como los mexicanos, los colombianos, los venezolanos, los chilenos, los de toda América siempre me acompañarán.
En las montañas de Mérida, Venezuela, me quedo tres años acompañado de una mujer, un gato y un perro y toda la horda de amigos que desempolvan la locura como arma contra los males de la riqueza venezolana. Son días y noches en el paraíso bautizado por los rayos del Catatumbo, por la quebrada de La Pedregosa. Luego de quitarme la belleza que ya estaba sentándose de a mucho en mis piernas, regreso a Caracas. Es el repique ahora de lo moderno que aspira a una eternidad de segundos. Lo feo como institución para controlar la maravilla de esos valles bajo El Ávila. Los carros como juguetes diabólicos, la vanidad como polución. Van a ser tres años más como editor en la Galería de Arte Nacional. Y a la poesía se añade ahora la pintura, el ver por los ojos del misterio de los cinéticos el espacio, el cielo, como por los de los brujos mágicos, la tierra y sus secretos.
Es el amor por una diosa griega, por fin, ahora el que me impulsa a seguir el camino, y así regreso a los Estados Unidos, regreso a la universidad, regreso a lo civilizado por el poder, regreso a tomar el café en la mañana sin mucho dolor de cabeza, regreso a las medias limpias. Me he casado, tengo hijos. Comprendo que he dado una vuelta, que el mundo ha girado conmigo y que estoy de nuevo en la partida. Pero ya soy otro y el mismo, como nos sucede a todos en un recodo del camino.
Ahora es Grecia, Italia, Francia, Alemania, España, y a pesar de que pongo los ojos por un momento en China, en Asia, es el mar Egeo, son los canales de Venecia, los que detienen mi camino. Es como si estuviera llegando, y comprendo que es la luz la que me atrapa, la de ese atardecer, ese amanecer, allí y allá.
Escribo, escribo.
Hoy me divierto con la inteligencia, la juventud feroz de mis estudiantes en los cursos de poesía de la universidad, miro a un árbol carbonero que plantó Constanza, mi mujer, en el amplio patio de nuestra casa. Mis hijos, Evangelía y Alfonso, iluminan mis días de viejo monje entre los libros.
Novela
La piel por la piel. Monte Ávila Editores, Caracas. 1997
Un día entre las cruces (Bogotá: Tercer mundo editores, 1993). Segunda edición. Cali, Universidad del Valle. 2003
La rueda de Chicago. Villegas Editores, Bogotá. 2004
Dos Novelas. Reedición de Un día entre las cruces y La Rueda de Chicago. Editorial El otro mismo. 2007
Cajambre (Premio “Pola de siero”,España). Ediciones B, Bogotá. 2012
Cuentos
El demonio y su mano. Monte Ávila editores, Caracas. 1975
La casa de los vespertilios. Monte Ávila editores, Caracas. 1982
Una mariposa en la escalera .Centro editorial Universidad del Valle, Cali.1993
La esquina del movimiento Alfadil Editores, Caracas. 1993
Lenguas de Juego. Editorial Tropykos, Caracas. 1998
La raíz de las bestias. Editorial Universidad Eafit, Medellín, 2002.
Segunda edición: Xalapa: Universidad de Veracruz, México. 2004.
Traducida al italiano de Claudio Cinti: Venecia, Italia, Sinopia Libri.2004
Poesía
Los móviles del sueño. Ediciones Gobernación del Estado Mérida. 1976
El poeta de vidrio. Editorial Fundarte, Caracas. 1979
Las combinaciones debidas. Ediciones Ultimo Reino, Buenos Aires 1989. Traducción al inglés de Alita Kelly.Del aire a la mano. Editorial Colcultura-ABC, Bogotá. 1983
A rienda suelta. Ediciones Último Reino, Buenos Aires. 1991
Cuatro Líneas. Graffiti Editores, Jalapa, México. 2002.
Traducción al italiano de Alessandro Mistrorigo.Sinopia Libri, Venecia. 2007
Hagion Oros: El Monte Santo. Editores Pequeña Venecia, Caracas. 2002
De noche el sol. Editorial Universidad Eafit, Medellín. 2004
A vista del tiempo, antología 1961-2004. Editorial Universidad de Antioquia, Medellín. 2005
El árbol digital y otros poemas. Editorial Universidad Externado de Colombia, Bogotá. 2009
Versi liberi per Venezia.Edición bilingüe en italiano y español. Traducción de Alessandro Mistrorigo. Sinopia Libri, Venicia, Italia. 2010
Alquimia del fuego inútil. Antología. Editorial La Cabra, México. 2012

El demonio y su mano (Cuento)
Monte Ávila Editores
Primera edición
Caracas, 1975

Los móviles del sueño (Poesía)
Ediciones Gobernación del Estado Mérida
Primera edición
Mérida, 1976

El poeta de vidrio (Poesía)
Editorial Fundarte
Primera edición
Caracas, 1979

La casa de los vespertilios (Cuento)
Monte Ávila Editores
Primera edición
Caracas, 1982
Leer este libro se asemeja a ingresar en un galería llena de obras nuevas y aparentemente sin sentido; sin embargo, aunque el lector presienta lo anterior, podría estar equivocado. Los relatos que conforman este libro, poseedores de una especial fuerza inventiva, son un intento de Armando Romero por innovar la literatura nacional.

Del aire a la mano (Poesía)
Editorial Colcultura-ABC
Primera edición
Bogotá, 1983
Leer este libro se asemeja a ingresar en un galería llena de obras nuevas y aparentemente sin sentido; sin embargo, aunque el lector presienta lo anterior, podría estar equivocado. Los relatos que conforman este libro, poseedores de una especial fuerza inventiva, son un intento de Armando Romero por innovar la literatura nacional.

Las palabras están en situación: un estudio de la poesía colombiana de 1940 a 1960 (Obra crítica)
Editorial Procultura
Primera edición
Bogotá, 1985
La poética y narrativa de Armando Romero se ha caracterizado por su profunda sabiduría e invención. En el papel de crítico su labor no ha sido menos vana. En este libro, aborda la generación poética de los años cuarenta y cincuenta. Poetas que el autor ha vivido y estudiado, obras amadas que, con un tono intimista pero siempre objetivo, nos muestra con hondura y exigencia.

El nadaísmo colombiano o la búsqueda de una vanguardia perdida (Obra crítica)
Tercer Mundo Editores
Primera edición
Bogotá, 1988
No es desconocida la participación de Armando Romero en el movimiento nadaísta, al cual perteneció en los inicios de su carrera literaria. A través de esta obra crítica, el autor supera la anécdota y explora el fenómeno de la violencia en colombia por medio del crisol del Nadaísmo.

Gente de pluma (Ensayos sobre literatura latinoamericana)
Editorial Orígenes
Primera edición
Madrid, 1989
Borges afirmaba no leer a sus contemporáneos. Armando Romero transgrede la afirmación del noble argentino y crea este libro donde, con una mirada de lector pleno, explora los autores latinoamericanos más representativos del momento. El poeta como crítico aparece aquí y nos da una muestra de objetividad literaria, mezclada siempre con la narrativa poética que caracteriza su obra.

Las combinaciones debidas (Poesía)
Ediciones Último Reino
Primera Edición
Buenos Aires, 1989

A rienda suelta (Poesía)
Ediciones Último Reino
Primera edición
Buenos Aires, 1991

Una mariposa en la escalera (Cuento)
Centro editorial Universidad del Valle
Primera edición
Cali, 1993

La esquina del movimiento (Cuento)
Alfadil Editores
Primera edición
Caracas, 1993
La violencia presentada en sus múltiples formas, se evidencia en esta colección de relatos. Los personajes que integran La esquina del movimiento se desplazan en un mundo oscuro, mezquino, violento y desesperanzador. Ver a través de ellos otra realidad, permite al lector comprender el poder de la literatura como espejo de la sociedad.

Un día entre las cruces (Novela)
Tercer mundo Editores
Primera edición
Bogotá, 1993
Universidad del Valle
Segunda edición
Cali, 2003
Si con su poesía Romero ya había demostrado una sabiduría y un quehacer literario desbordante, en Un día entre las cruces el autor retoma su talento poético y lo mezcla con una narrativa que conduce al lector a través de la violenta y dramática realidad colombiana.

La piel por la piel (Novela)
Monte Ávila Editores
Primera edición
Caracas, 1997
La piel por la piel, segunda obra de la trilogía iniciada con Un día entre las cruces, narra la historia de un joven poeta que pretende iniciar sus estudios en Venezuela. En medio de esta búsqueda, Elipsio —protagonista de la novela— se sumerge en los movimientos sociales y políticos de la época.

Lenguas de Juego (Cuento)
Editorial Tropykos
Primera edición
Caracas, 1998

Cuatro Líneas (Poesía)
Graffiti Editores
Primera edición
Jalapa, México, 2002

Hagion Oros: El Monte Santo (Poesía)
Editores Pequeña Venecia
Primera edición
Caracas, 2002

La raíz de las bestias (Cuento)
Editorial Universidad Eafit
Primera edición
Medellín, 2002
Xalapa: Universidad de Veracruz
México, 2004
Segunda edición
Traducida al italiano de Claudio Cinti: Venecia, Italia, Sinopia Libri, 2004

De noche el sol (Poesía)
Editorial Universidad Eafit
Primera edición
Medellín, 2004

La rueda de Chicago (Novela)
Villegas Editores
Primera edición
Bogotá, 2004
Un día entre las cruces, tercera parte de la trilogía iniciada con La piel por la piel, narra el encuentro de Elipsio con la enorme y compleja ciudad de Chicago. Sumergido en ese escenario, el personaje explora esa ciudad laberíntica y profunda, semejante al barrio Obrero de Cali. Chicago entonces se convierte en un extraño lugar donde Elipsio puede perder y hallar a su vez el sentido de su existencia.

A vista del tiempo, antología poética 1961-2004 (Poesía)
Editorial Universidad de Antioquía
Primera edición
Medellín, 2005

Dos Novelas (Novela)
Reedición de Un día entre las cruces y La Rueda de Chicago
Editorial El otro mismo
2007

Una gravedad alegre – Antología de poesía latinoamericana al siglo XXI
Editorial Difácil
Primera edición
España, 2007

Antología del Nadaísmo (Obra crítica)
Biblioteca Sibila
Primera edición
España, 2009

El árbol digital y otros poemas (Poesía)
Editorial Universidad Externado de Colombia
Primera edición
Bogotá, 2009

Versi liberi per Venezia (Poesía)
Edición bilingüe en italiano y español
Traducción de Alessandro Mistrorigo
Sinopia Onlus
Venecia, Italia, 2010

Alquimia del fuego inútil (Antología)
Editorial La Cabra
Primera Edición
México, 2012

Cajambre (Novela)
Premio “Pola de siero”
Ediciones B
Primera edición
Bogotá, 2012
Armando Romero
Página oficial del escritor Armando Romero
Foja de Poesía No. 068: Armando Romero
Poesía del autor
Fecha: Septiembre 1 de 2009
Publicada por: Círculo de Poesía
Tomado de: Círculo de Poesía
La Rueda De Chicago
Jotamario Arbeláez
Armando Romero o las estaciones de un diálogo y una ruta: Cali, Caracas, Cincinnati.
Entrevista de Arturo Gutiérrez Plaza
Armando Romero y las combinaciones de vidas
Entrevista de Floriano Martins
“Sacarle las tripas a la historia” – Una entrevista con Armando Romero
Rafael Courtoisie
Armando Romero
Entrevista por: Floriano Martins
Fecha: Julio de 2010
Tomado de: Revista La Otra
Armando Romero – Poeta de río
Por: Revista Aurora Boreal
Fecha: Enero/Marzo 2012
Tomado de: Revista Aurora Boreal, Actualidad, Invitado especial
Entrevista, Armando Romero, autor de Cajambre
Por: Libros y Letras
Fecha: Julio 15 de 2012
Tomado de: Libros y Letras, Contra la Pared, Entrevistas
Cuentos
Cables
La casa de los vespertilios
La esquina del movimiento
Versión completa y verídica de la historia de la cacería del gigante por croar, croir, crour.
Yo no he visto a linda
Minicuentos
Jonás el indigesto
Pintor
Silepsis de la guerra
Un pueblo de guerreros
Ángel en la espalda
Así como así
El arquitecto
El cínico
El filósofo
Los rinocerontes
Caballo blanco
Ensayos
De la realidad objetiva (dada) a la realidad virtual, o del renacimiento a la edad media
Poeta (de paso) en Nueva York
El asombro ha reemplazado la cordura: Encuentro fortuito con el Filósofo Fantasmas
Poesía
Al parecer de la huida
Azúcar en los labios
De los asesinos
El árbol digital
Flores de uranio
Invocación a la lluvia
La cena
La risa de Dios
La tía Chinca
Mi infancia
Nada de mujer, hembra o animal femenino
Nosotros dos
Puesto a recordar
Qué es el río
1944-1967
Nace en Cali, en el Barrio de San Nicolás. Abandona sus estudios de bachillerato para dedicarse a diversos oficios como carpintero, vendedor ambulante de libros, recaudador de una cooperativa de buses. En 1961 conoce a Jaime Jaramillo Escobar y a Jotamario Arbeláez, quienes lo impulsan a publicar sus primeros trabajos literarios en la revista Esquirla de Cali, dirigida por Alfredo Sánchez. Empieza a escribir su libro El poeta de vidrio, que publicará muchos años después en Venezuela. Viaja por toda Colombia, principalmente por la zona del Pacífico Sur, la región del río Cajambre. En 1963 conoce a Gonzalo Arango. Son los años de su participación activa en el nadaísmo.
1967-1968
Viaja por Ecuador, Perú y Chile. En Ecuador dicta una conferencia sobre el nadaísmo y lee sus poemas en la Casa de la Cultura, invitado por Benjamín Carrión. Participa en las actividades del grupo de los Tzántzicos, quienes lo acogen como uno de los suyos. Sus poemas parecen en la revista Pucuna de este grupo. En Trujillo, Perú, sigue los pasos de César Vallejo y es detenido preventivamente por asociación con poetas comprometidos políticamente. Paradójicamente, el Centro Peruano-Norteamericano lo invita a leer sus poemas. En Chile conoce al pintor venezolano Mario Abreu, amigo de toda su vida, y dicta charlas en la Galería Libertad, que dirige el crítico Martín Cerda.
Viaja por el sur de Chile y nunca olvidará Linares y Valparaíso. Conoce en Santiago a Pablo Neruda y a Jorge Vélez, quien lo nombra corresponsal en Colombia de la revista Orfeo.
1968-1971
Regresa a Colombia y trabaja como copywriter en una agencia de publicidad en Cali. Renuncia a este trabajo y vive por unos meses en Bogotá antes de salir para Caracas. Ya en Caracas se integra al mundo intelectual venezolano. Conoce entre otros a los poetas Juan Calzadilla, Juan Sánchez Peláez, Eugenio Montejo, quienes serán sus amigos desde entonces. Escribe para la revistaImagen, el diario El Nacional, la Revista Nacional de Cultura. Viaja intensamente por el país con sus amigos Miriam Sanjuan, Oscar Garvisu, Reyna Varela. Filma con ellos películas de intención surrealista.
1971-1973
Viaja a los Estados Unidos vía Centroamérica y el Caribe. En este país vive en Pittsburgh, mientras perfecciona sus conocimientos de inglés, y luego en Chicago que será su ciudad de residencia por varios meses. En esta ciudad se relaciona con los músicos de blues, con los poetas surrealistas y empieza a escribir un libro sobre los Estados Unidos que nunca terminará. Trabaja como corresponsal extranjero para la revista Imagen de Caracas. Luego de un año viaja a México. Allí conocerá al poeta Álvaro Mutis, desde ese entonces su gran amigo, y quien impulsará mucho su obra. Escribe para los periódicos El Nacional, donde conoce y frecuenta al poeta Juan Rejano, y para El Día. Recorre el país con su amigo Christof Westenfelder. Es amigo de algunos de los poetas de La Espiga Amotinada. Juan Bañuelos lo invita a leer sus poemas en la Universidad Autónoma, así como Oscar Oliva en la Universidad de Puebla.
1973-1976
Regresa a Venezuela, vía Centroamérica y Colombia. Lee poemas en San Salvador, presentado por su amigo el poeta Alfonso Quijadurías. En Costa Rica visita al Carlos Martínez Rivas. En Bogotá conoce al poeta Fernando Charry Lara, amistad que durará toda la vida. Viaja a Buenos Aires y conoce a los poetas Raúl Gustavo Aguirre, Edgard Bayley, Enrique Molina, Francisco Madariaga, Mario Trejo, entre otros. Participa en las manifestaciones políticas por curiosidad y como protesta ante la caída de Allende. El resurgimiento del fascismo en Argentina lo hace regresar a Caracas, pero pronto va a vivir a Mérida. En esta ciudad sigue escribiendo para los diarios de Caracas y trabaja freelance para la editorial Monte Ávila de Caracas. Hace guiones de cine, dirige talleres literarios, y gana el premio de poesía del Estado Mérida con su libro Los móviles del sueño. Aparece en Monte Ávila su primer libro, El demonio y su mano, cuentos.
1976-1979
Trabaja en Caracas, junto a su gran amigo Humberto Mata, para la Galería de Arte Nacional como codirector del Departamento de Publicaciones. Con el pintor Alejandro Otero trabaja en un libro sobre su obra. Este libro, a pesar de ser hecho enteramente por ellos, lo firmará luego el escritor José Balza. Publica muchos artículos sobre arte venezolano y también su libro de poemas El poeta de vidrio, que venía escribiendo por muchos años. Oscar Garbisu dirige el cortometraje Se está hundiendo el patio. Garbisu gana el premio nacional de dirección y Romero el de guión. Conoce en Caracas a Constanza Lardas, quien será luego su esposa. En estos años conoce al poeta Gonzalo Rojas.
1979-1983
Regresa a los Estados Unidos y contrae matrimonio. Ingresa en el programa de doctorado de la Universidad de Pittsburgh, siendo su director de tesis el profesor Alfredo Roggiano. Reencuentro en Pittsburgh con Gonzalo Rojas. Recibe clases de Emir Rodríguez Monegal y Antonio Benítez Rojo, entre otros profesores. Nace su hijo Alfonso. Publica su libro La casa de los vespertilios en Monte Avila Editores, Caracas.
Doctor en letras de la Universidad de Pittsburgh.
1983-1991
Reside en Cincinnati y trabaja como profesor en la Universidad de Cincinnati. Publica su tesis de doctorado, Las palabras están en situación, en Colombia. Asimismo aparecen sus libros críticos El nadaismo o la búsqueda de una vanguardia perdida, y Gente de pluma. Muere su padre en Cali. Viaja por Europa y América Latina. Nace su hija Evangelía.
1991-1997
Reside por cerca de un año en Grecia. Allí escribe su primera novela, Un día entre las cruces. Viaja por Uruguay y Argentina, y dicta charlas en Nancy, Francia, y en Luxemburgo. Es promovido al cargo de catedrático de la Universidad de Cincinnati, la cual le otorga el premio Rieveschl por su trabajo literario. Viaja por China, experiencia que narrará luego en su libro Retratos de un civilizado en China, que publicará años después la editorial Sinopia, de Venecia. Publica su novela La piel por la piel, en Caracas.
1998-2004
Regresa por largos meses a Grecia donde empieza a escribir su novela La rueda de Chicago, que publicará en 2004 en Colombia. En el año 2000 visita Italia con sus hermanos y su madre, y dicta charlas y lecturas de poemas en Milán, Roma y Florencia. En Florencia conoce al poeta Claudio Cinti, quien poco después fundará la editorial Sinopia de Venecia. El primer libro publicado de esta editorial será La raíz de las bestias, cuentos cortos. Muere su madre en Cali.
2004-2012
Recibe del Taft Research Center de la universidad de Cincinnati el título de Charles Phelps Taft Professor. Gana el primer premio de novela en el Festival del Libro de Nueva York conLa rueda de Chicago. Viaja extensamente por Europa y América Latina. Empieza a colaborar con NTC, la página de Internet que dirigen Gabriel y María Isabel Ruiz, y con la página Agulha que dirige Floriano Martins. Recibe el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Atenas, Grecia. Su obra se traduce a varios idiomas. Publica en Venecia su libro Versi liberi per Venezia (Sinopia). Escribe su novela Cajambre y con ella gana el premio de novela corta “Pola de Siero” en España. Esta novela es publicada en Colombia en Ediciones B. La revista Aleph, que dirige el poeta Carlos Enrique Ruiz, dedica el número 160 a su obra (número dirigido por Antonio García y Miguel Gomes). En esta década se publican varias antologías de su obra poética en Colombia, México y Venezuela. Visita Portugal por primera vez como invitado de honor en la celebración del Día Mundial de la Poesía y asiste a la presentación de la antología de poesía colombiana Um País que sonha, editado por la poeta Lauren Mendinueta y traducida por el poeta Nuno Judice. Como parte de un programa del Museo Pessoa en Lisboa, duerme una noche en la cama del poeta.