
GASTRONOMÍA
Desde sus primeras auroras, Colombia fue un territorio fértil para la diversidad. Su historia la sitúa entre el indígena nativo, el esclavizado traído del África y el colonizador foráneo. La corona española, en su afán de tierras vírgenes, propició estos roces, que muchos años después, tras varios llamados a la independencia, serían intimidad y comunión; dando origen a una de las gastronomías más apetecidas por los paladares del mundo.
A nuestras costas desembarcaron tradiciones provenientes del Congo y Angola, Ghana y Costa de Marfil, Sierra Leona y Senegal. En una región tallada en montañas, donde es pura el agua gracias a la caricia de los páramos, y donde el suelo arado entrega la recompensa de los alimentos, estos nuevos habitantes desarrollaron su cultura e hicieron suyas estas tierras. Con el tiempo, dichas comunidades forjarían un lugar propio, estableciéndose, en su mayoría, en la región del Pacífico colombiano, donde hoy representan el 90% de su población.
La gastronomía del Valle del Cauca, epicentro cultural de la región, se ha caracterizado por su autenticidad y sabor. Platos como el sancocho de gallina y el arroz atollado, célebres por su preparación artesanal en el municipio de Ginebra, son degustados por propios y extranjeros, quienes sin importar la época del año acuden a este lugar para darse el gusto de recibir una porción.
Cocinados con ahínco, a fuego de carbón, recuerdan las usanzas que se remontan a aquellos primeros encuentros étnicos, y que dio como resultado la consolidación del uso de los alimentos que comían los Muiscas, junto con el sabor de especias y frutos de la selva, aliñando de esta manera la identidad del Pacífico con la bendición de sus tierras y la sabiduría africana.
Además de esto, la región es conocida por combatir el calor del trópico con el fresco del champús, la lulada y los cholados, cuyo lugar por excelencia está ubicado en Jamundí. Buga, por su parte, es conocida por la elaboración del manjar blanco, el dulce quemado y el bocadillo de guayaba, encantos autóctonos de la región, cuya elaboración se ha transmitido de generación en generación. Estos platos posicionan a nuestra mesa, así como la bandeja paisa, la lechona tolimense y el ajiaco cundiboyacense, a la misma altura de la cocina italiana, la oriental y la asiática.
RECETAS

